Aporte de Jorge
¿Has visto la sonrisa
de un niño al entrar a Disney World? Se refleja en todo su cuerpo, el brillo de sus ojos,
el movimiento de sus articulaciones, el color de su piel, pulsaciones del
corazón, respiración… en todo. Grita, salta, e incluso llora de la alegría que
emana de su cuerpo.
¿Qué tal si lo
comparamos con el comportamiento de un adulto un lunes de trabajo a las 8 am,
luego de un fin de semana largo?
No se necesita ser un experto ni mucho menos
es necesario un tiempo de análisis y/o reflexión… son emociones, momentos y conductas totalmente antagónicas.
Pero… ¿Por qué? En el trabajo pasamos la mayor parte de nuestra
vida, incluso más que con nuestra propia familia (a excepción de empresas
familiares, ese es otro tema que trataremos más adelante), y aun siendo
conscientes de ello, muchos decidimos
estancarnos y acomodarnos en un lugar que no nos gusta, haciendo algo que no
nos apasiona en lo absoluto.
Todos tenemos la libertad de elegir, Vicktor
Frankl la definió como: La última
libertad del ser humano. Por supuesto dentro de ello cabe la libertad de
elegir a que queremos dedicarnos el resto de nuestra vida. A pesar de ello el
escenario real es que muchos deciden cobijarse bajo la sombra de la necesidad,
victimizándose… excusando la propia infelicidad laboral con la máscara de
suplir las necesidades básicas propias y de su familia, algo que puede ser
verdad y sucede en la mayoría de los casos de la región latinoamericana, sin
embargo la pregunta es, sin importar la situación en que te encuentres en
tiempo presente: ¿Qué estás haciendo hoy
para llegar a donde quieres llegar? ¿Para ser lo que quieres ser? Probablemente
hoy no lo hayas alcanzado aún, pero al
dejar de actuar te estas convirtiendo en verdugo de tu propio destino.
En una ocasión National Geographic Channel presento un
pequeño corto basado en estadísticas sobre la vida humana, en donde hacían
reseña del tiempo que cada persona promedio toma en ciertas actividades durante
toda su vida:
-
Caminarás el equivalente
a 3 vueltas al mundo.
-
Comerás 30 toneladas de
comida.
-
Beberás más de 9 mil
tazas de café – (Si te gusta el café).
-
Tendrás una oportunidad
en 10 de ser electrocutado.
-
En promedio pasarás 10
años de tu vida en el trabajo.
-
20 años durmiendo.
-
3 años sentado en el
inodoro.
-
7 meses esperando en el
tráfico.
-
2 meses y medio
esperando en el teléfono.
-
Pasarás 12 años viendo
televisión.
-
19 días buscando el
control remoto.
Con lo cual solo te queda un quinto de tu vida para
vivir, así que será mejor que tomes la
decisión correcta y comiences a disfrutar cada uno de tus días, hacer tus
sueños realidad, equivocarte, reír, y darle valor a las cosas que realmente
importan…y traducido al aspecto laboral, como diría el fallecido Facundo
Cabral: Hoy mismo puedes dejar el trabajo que odias.
La invitación es a que seas
responsable de tu destino, de tu felicidad, de tu vida… y no termines convirtiéndote en una persona monótona,
desapasionada que trabaja por trabajar, y todos los días antes de entrar a la
oficina realiza un falso e inútil ritual de autoconvencimiento al respirar
profundo, cerrar los ojos y repetirse a sí mismo: “Yo amo mi trabajo, amo mi trabajo, amo mi trabajo”.
Aporte de Jorge


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